miércoles, 15 de junio de 2011

EL GATO CON BOTAS

EL GATO CON BOTAS
Charles Perrault
Un molinero dejó como única herencia a sus tres hijos, su molino, su burro y su gato. El reparto
fue bien simple: no se necesitó llamar ni al abogado ni al notario. Habrían consumido todo el pobre
patrimonio.
El mayor recibió el molino, el segundo se quedó con el burro, y al menor le tocó sólo el gato. Este
se lamentaba de su mísera herencia:
—Mis hermanos, decía, podrán ganarse la vida convenientemente trabajando juntos; lo que es
yo, después de comerme a mi gato y de hacerme un manguito con su piel, me moriré de hambre.
El gato, que escuchaba estas palabras, pero se hacía el desentendido, le dijo en tono serio y
pausado:
—No debéis afligiros, mi señor, no tenéis más que proporcionarme una bolsa y un par de botas
para andar por entre los matorrales, y veréis que vuestra herencia no es tan pobre como pensáis.
Aunque el amo del gato no abrigara sobre esto grandes ilusiones, le había visto dar tantas
muestras de agilidad para cazar ratas y ratones, como colgarse de los pies o esconderse en la harina para hacerse el muerto, que no desesperó de verse socorrido por él en su miseria.
Cuando el gato tuvo lo que había pedido, se colocó las botas y echándose la bolsa al cuello, sujetó los cordones de ésta con las dos patas delanteras, y se dirigió a un campo donde había muchos conejos. Puso afrecho y hierbas en su saco y tendiéndose en el suelo como si estuviese muerto, aguardó a que algún conejillo, poco conocedor aún de las astucias de este mundo, viniera a meter su hocico en la bolsa para comer lo que había dentro. No bien se hubo recostado, cuando se vio satisfecho. Un atolondrado conejillo se metió en el saco y el maestro gato, tirando los cordones, lo encerró y lo mató sin misericordia.
Muy ufano con su presa, fuese donde el rey y pidió hablar con él. Lo hicieron subir a los
aposentos de Su Majestad donde, al entrar, hizo una gran reverencia ante el rey, y le dijo:
—He aquí, Majestad, un conejo de campo que el señor marqués de Carabás (era el nombre que
inventó para su amo) me ha encargado obsequiaros de su parte.
—Dile a tu amo, respondió el rey, que le doy las gracias y que me agrada mucho.
En otra ocasión, se ocultó en un trigal, dejando siempre su saco abierto; y cuando en él entraron
dos perdices, tiró los cordones y las cazó a ambas. Fue en seguida a ofrendarlas al rey, tal como había hecho con el conejo de campo. El rey recibió también con agrado las dos perdices, y ordenó que le diesen de beber.
El gato continuó así durante dos o tres meses llevándole de vez en cuando al rey productos de
caza de su amo. Un día supo que el rey iría a pasear a orillas del río con su hija, la más hermosa
princesa del mundo, y le dijo a su amo:
—Sí queréis seguir mi consejo, vuestra fortuna está hecha: no tenéis más que bañaros en el río, en el sitio que os mostraré, y en seguida yo haré lo demás.
El marqués de Carabás hizo lo que su gato le aconsejó, sin saber de qué serviría. Mientras se
estaba bañando, el rey pasó por ahí, y el gato se puso a gritar con todas sus fuerzas:
—¡Socorro, socorro! ¡El señor marqués de Carabás se está ahogando!
Al oír el grito, el rey asomó la cabeza por la portezuela y reconociendo al gato que tantas veces le
había llevado caza, ordenó a sus guardias que acudieran rápidamente a socorrer al marqués de Carabás.
En tanto que sacaban del río al pobre marqués, el gato se acercó a la carroza y le dijo al rey que mientras su amo se estaba bañando, unos ladrones se habían llevado sus ropas pese a haber gritado ¡al ladrón! con todas sus fuerzas; el pícaro del gato las había escondido debajo de una enorme piedra.
El rey ordenó de inmediato a los encargados de su guardarropa que fuesen en busca de sus más bellas vestiduras para el señor marqués de Carabás. El rey le hizo mil atenciones, y como el  hermoso traje que le acababan de dar realzaba su figura, ya que era apuesto y bien formado, la hija del rey lo encontró muy de su agrado; bastó que el marqués de Carabás le dirigiera dos o tres miradas sumamente respetuosas y algo tiernas, y ella quedó locamente enamorada.
El rey quiso que subiera a su carroza y lo acompañara en el paseo. El gato, encantado al ver que
su proyecto empezaba a resultar, se adelantó, y habiendo encontrado a unos campesinos que segaban un prado, les dijo:
—Buenos segadores, si no decís al rey que el prado que estáis segando es del marqués de
Carabás, os haré picadillo como carne de budín.
Por cierto que el rey preguntó a los segadores de quién era ese prado que estaban segando.
—Es del señor marqués de Carabás, dijeron a una sola voz, puesto que la amenaza del gato los
había asustado.
—Tenéis aquí una hermosa heredad, dijo el rey al marqués de Carabás.
—Veréis, Majestad, es una tierra que no deja de producir con abundancia cada año.
El maestro gato, que iba siempre delante, encontró a unos campesinos que cosechaban y les
dijo:
—Buena gente que estáis cosechando, si no decís que todos estos campos pertenecen al
marqués de Carabás, os haré picadillo como carné de budín.
El rey, que pasó momentos después, quiso saber a quién pertenecían los campos que veía.
—Son del señor marqués de Carabás, contestaron los campesinos, y el rey nuevamente se
alegró con el marqués.
El gato, que iba delante de la carroza, decía siempre lo mismo a todos cuantos encontraba; y el
rey estaba muy asombrado con las riquezas del señor marqués de Carabás.
El maestro gato llegó finalmente ante un hermoso castillo cuyo dueño era un ogro, el más rico
que jamás se hubiera visto, pues todas las tierras por donde habían pasado eran dependientes de este castillo.
El gato, que tuvo la precaución de informarse acerca de quién era éste ogro y de lo que sabia
hacer, pidió hablar con él, diciendo que no había querido pasar tan cerca de su castillo sin tener el honor de hacerle la reverencia. El ogro lo recibió en la forma más cortés que puede hacerlo un ogro y lo invitó a descansar.
—Me han asegurado, dijo el gato, que vos tenias el don de convertiros en cualquier clase de
animal, que podíais, por ejemplo, transformaros en león, en elefante.
—Es cierto, respondió el ogro con brusquedad, y para demostrarlo, veréis cómo me convierto en
león.
El gato se asustó tanto al ver a un león delante de él que en un santiamén se trepó a las
canaletas, no sin pena ni riesgo a causa de las botas que nada servían para andar por las tejas.
Algún rato después, viendo que el ogro había recuperado su forma primitiva, el gato bajó y
confesó que había tenido mucho miedo.
—Además me han asegurado, dijo el gato, pero no puedo creerlo, que vos también tenéis el
poder de adquirir la forma del más pequeño animalillo; por ejemplo, que podéis convertiros en un ratón, en una rata; os confieso que eso me parece imposible.
—¿Imposible?, repuso el ogro, ya veréis; y al mismo tiempo se transformó en una rata que se
puso a correr por el piso.
Apenas la vio, el gato se echó encima de ella y se la comió.
Entretanto, el rey que al pasar vio el hermoso castillo del ogro, quiso entrar. El gato, al oír el ruido
del carruaje que atravesaba el puente levadizo, corrió adelante y le dijo al rey:
—Vuestra Majestad sea bienvenida al castillo del señor marqués de Carabás.
—¡Cómo, señor marqués, exclamó el rey, este castillo también os pertenece! Nada hay más bello
que este patio y todos estos edificios que lo rodean; veamos el interior, por favor.
El marqués ofreció la mano a la joven princesa y, siguiendo al rey que iba primero, entraron a una
gran sala donde encontraron una magnífica colación que el ogro había mandado preparar para sus
amigos que vendrían a verlo ese mismo día, los cuales no se habían atrevido a entrar, sabiendo que el rey estaba allí.
El rey, encantado con las buenas cualidades del señor marqués de Carabás, al igual que su hija,
que ya estaba loca de amor, viendo los valiosos bienes que poseía, le dijo, después de haber bebido cinco o seis copas:
—Sólo dependerá de vos, señor marqués, que seáis mi yerno.
El marqués, haciendo grandes reverencias, aceptó el honor que le hacia el rey; y ese mismo día
se casó con la princesa. El gato se convirtió en gran señor, y ya no corrió tras las ratas sino para
divertirse.

MORALEJA
En principio parece ventajoso
contar con un legado sustancioso
recibido en heredad por sucesión;
más los jóvenes, en definitiva
obtienen del talento y la inventiva
más provecho que de la posición.

Español en Colombia

Idioma español en Colombia
El idioma español es la lengua oficial de Colombia. Según estimaciones,[cita requerida] en el país se hablan aproximadamente 11 dialectos del español que dan lugar a algunas particularidades.

Elementos en comúnEn morfología el colombiano destaca por las siguientes características:

La segunda persona del plural es, exclusivamente «ustedes», con el uso de «vosotros» circunscrito al lenguaje eclesiástico (o a traducciones no regionalizadas hechas en España).
El colombiano del interior extiende el trato de usted más allá de situaciones de formalidad y es usado ampliamente entre amigos, esposos e incluso de padres hacia hijos. Por el contrario, el habla costeña usa el tuteo de forma casi general y el usted se limita a situaciones formales.
El voseo extendido por buena parte del interior del país, pero tiene una valoración negativa entre los hablantes de edad cultos por lo que tiende a substituirse por el trato de usted y en menor medida por el tú. Aunque esta tendencia ha disminuido y ahora suele usarse por los habitantes jovenes del interior del pais como por ejemplo Bogotá, tambien debido a la migracion de personas de regiones donde el voseo es ampliamente admitido. En la zona antioqueña y en el Valle, suroccidente del país (excepto en el Departamento de Nariño) el voseo goza de prestigio local, aunque también aquí se observa la competencia de vos con usted y con tú.
El diminutivo en -ico, -ica se extiende a palabras cuya última sílaba inicia con «t»: gato --> gatico, características comunes en el habla con los costarricenses, venezolanos y cubanos.
El español colombiano suele presentar, generalmente, los siguientes rasgos fonéticos:

Como las otras variantes del español americano, el español en Colombia tiene seseo y pronuncia igual cocer y coser o abrazar y abrasar.
La distinción entre la «y» y la «ll» ha perdido mucho terreno a lo largo del siglo XX y todavía se presenta en algunas regiones, principalmente en Nariño, Santander y en algunos dialectos tradicionales del Altiplano Cundiboyacense.
La pronunciación de «j» suele ser faríngea, [h], rasgo común a los dialectos del sur de España y de la ribera caribeña.
El sonido «ch» se articula con la punta de la lengua descansando en la parte interior de los incisivos inferiores y el contacto con los alveolos se produce con el dorso o predorso de la lengua. Para el resto del mundo hispánico esta articulación recuerda a la pronunciación de «y» en inyección. Este rasgo es común al español canario y antillano.Aunque es de aclarar que sólo se da en ciertas regiones del pais como la zona costera.
En el interior del país las oclusivas sonoras /b,d,g/ sólo se articulan fricativas o aproximantes en contexto intervocálico y se mantinen como oclusivas detrás de consonante, bien sea dentro de una palabra como en la cadena locutiva.
Este último caso puede requerir de mayor explicación para los no lingüistas: Los sonidos /b/ («b» o «v»), /d/ («d») y /g/ («g» o «gu») tienen variaciones alofónicas en el idioma español. Usualmente son un sonido oclusivo después de una pausa en el aliento: al inicio de una oración o después de un sonido nasal («n» o «m»). Compare la pronunciación exacta de la «b» en "la burra" y "la gran burra" (este último pronunciado como «la gram burra»). Estos sonidos se representan en IPA como [β] y [b], respectivamente: [la'βu.ra] vs. ['la'γɾ am'bu.ra].

En Colombia (exceptuando el habla costeña), junto a algunos lugares de Centroamérica, esta fricación solo ocurre en posiciones intervocálicas. En México, Argentina o España sucede en toda posición de habla corrida, salvo detrás de una nasal (o al inicio de una pausa al hablar). Así "el burro" se pronuncia [el'bu.ro] en Colombia, pero [el'βu.ro] en el resto de América y España.

Principales dialectos
Una gran división en Colombia divide los dialectos de las zonas bajas (calentanos o costeños) y los de montaña o andinos (cachacos). En líneas generales, los dos macrodialectos colombianos, el costeño o de tierra caliente y el cachaco o del interior, muestran claros paralelismos con los dialectos meridionales y centro-septentrionales de España respectivamente. El español cachaco o del interior, de base castellana (español centro-septentrional), articula con claridad la -s postvocálica o final de palabra, tiene -n final alveolar firme y no debilita la -l preconsonántica en [r]. El español costeño tiene su base en el español meridional de España y por esto debilita la -s postvocálica o final (los costeños > loh cohteño), articula la -n como velar (camión > camiong) y en algunas zonas debilita la -l preconsántica en [r] (alguno > arguno). En morfología el cachaco conserva de forma parcial el voseo antiguo castellano (zona occidental) mientras que el costeño hace uso extenso de tú como en toda la ribera caribeña. Cabe señalar que en el sur de la Guajira y el norte del Cesar, se usa un voseo verbal similar al del Estado Zulia venezolano.

A partir de estas 2 "superzonas" dialectales [1], se puede realizar la siguiente divisón:

Superdialecto Costeño
Zona Caribe Español costeño, Español isleño
Zona Pacífica Español pacífico (chocoano)



Superdialecto Central (de montaña)
Zona Occidental
Subzona Paisa (Antioqueña- Caldense)Español antioqueño
Subzona Cauacana Español vallecaucano
Subzona Nariñense Español andino (pastuso o serrano)
Zona Oriental
Subzona Cundiboyacense Español cundiboyacense, Español bogotano (rolo)
Subzona Santandereana Español santandereano
Subzona Tolimense - Opita Español tolimense (opita)
Español llanero



Dialecto paisa o antioqueño

El dialecto que se habla en el departamento de Antioquia y de la zona típicamente cafetera, poblada por gentes originarias de la región paisa: Medellin, de Risaralda , Quindio y de Caldas, tiene su base en el castellano del norte de España ya que buena parte de sus primeros colonos procedían de Asturias, Cantabria y el País Vasco. Por esta base española septentrional el paisa destaca a oídos de otros hispanoamericanos por su /s/ cóncava, articulada con la punta de lengua en la zona alveolar (en el resto de América latina el fonema /s/ suele articularse predorsal con una posición convexa de la lengua). El voseo de tipo rioplatense (vos sos, querés, hablás) es típico del dialecto paisa y es plenamente aceptado por los hablantes cultos al contrario de lo que sucede en otras partes del país.


Dialecto bogotano o rolo

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Hablar de un dialecto meramente bogotano es difícil en estos tiempos; es en Bogotá donde confluyen todas las diferentes culturas del país. Sin embargo, todavía se encuentran rasgos característicos del rolo o del cachaco antiguo, habla que manifiesta una notable semejanza con el español de Castilla. Esta semejanza con el español castellano se observa en la articulación plena de la -s postvocálica sin la tendencia a la aspiración o elisión de los dialectos costeños del caribe. También es típico de Bogotá, como de todo el interior de Colombia, la -n final alveolar como en Castilla, la no confusión ni trueque de -l y -r. En los hablantes de más edad aún se oye la distinción entre el fonema palatal lateral de "pollo" y la semiconsonante de "poyo", aunque el yeísmo se ha extendido hoy entre casi todos los hablantes de la capital, incluso entre los hablantes más cultos. Existe cierta tendencia, común a buena parte de Colombia, a usar usted en vez de tú entre familiares y amigos, aunque los hablantes cultos suelen usar tú y usted según la norma panhispánica.

Dialecto cundiboyacense
Es el que se habla en los departamentos de Boyacá y Cundinamarca,y por cierto el mas original, sin tener en cuenta las capitales, Bogotá y Tunja. En esta región colombiana la generalización del ustedeo ha originado la creación de un pronombre alternativo[cita requerida] para el trato más próximo o coloquial: su merced, pronunciado sumercé. Como en buena parte del interior, está muy extendida la realización faríngea de la /s/ prevocálica: nosotros > nojotros, los árboles > loj árboles. este dialecto ha sido unos de los más antiguos.

Dialecto costeño
El habla costeña de la Región Caribe de Colombia pertenece a los dialectos españoles de base meridional o atlántica, con rasgos afines al español de Andalucía y Canarias y al resto de dialectos caribeños. Este español atlántico, más o menos extendido por las zonas bajas de América, presenta la debilitación de las consonantes finales: la -s preconsonántica se realiza aspirada [h], costa [kóhta], o se elimina en posición final, las manos [lah máno]; la -n final de palabra se articula en el velo del paladar (pan > pan) y entre los hablantes menos cultos la /l/ postvocálica se articula como una /r/ simple, algún > aggún[cita requerida]. Entre los hablantes menos cultos de algunas zonas se da un fenómeno de geminación de consonantes, posiblemente de origen africano: Cartagena > Cattagena, verdad > veddá, cargar > caggá (rasgo común con el español cubano y la República Dominicana). Al contrario del resto de Colombia, el español costeño hace uso muy amplio del pronombre tú, a veces entre desconocidos o en situaciones de formalidad. El voseo es muy escaso y solo se oye de forma esporádica en las formas verbales, especialmente en situaciones muy familiares o informales entre los hablantes de los departamentos de Guajira (sur) y el Cesar (norte): "¿A dónde vai(s)?" "Mira dónde te sentái(s)".

Subvariantes: guajiro, barranquillero, samario, vallenato, cartagenero etc.

Dialecto vallecaucano o valluno
Mapa de los dialectos del Español en Colombia.Artículo principal: Español vallecaucano
Este acento es típico de la región del valle del río cauca. En fonética destaca por la articulación bilabial nasal [m] de la /-n/ final (tren > trem, pasión > pasiom). La /s/ final y preconsonántica suele mantenerse (no es extraña la aspiración entre los hablantes menos cultos), pero en posición prevocálica es común la realización faríngea /s /> [h], especialmente en los enlaces: necesitar > [nehesitár] nejesitar (hablantes menos cultos), los hombres [loh ómbres] lojombres (muy extendido entre todo tipo de hablantes). Esta realización [h] de la /s/ está más o menos extendida por todo el interior de Colombia. El voseo es de tipo pronomina-verbal, a diferencia de otras regiones en colombia, los verbos siempre se conjugan en la forma voseada.

Dialecto santandereano
Es el español que se habla en los departamentos de Santander y Norte de Santander, al oriente del país. En esta zona aún quedan numerosos restos del fonema palatal lateral de "calló" o "arrollo" que suenan diferentes de "cayó" y "arroyo". El ustedeo es casi general en toda la zona, si bien los hablantes cultos no desconocen el tú, especialmente en zonas urbanas y entre los hablantes jóvenes en todo colombia.

Subvariantes: nortesantandereano, sursantandereano.

Dialecto pastuso
Es típico de la región suroccidental de la nación principalmente en el departamento de Nariño. Los hablantes tradicionales distinguen pollo con palatal lateral y poyo con semiconsonante. En las zonas de fuerte influencia quechua se encuentra la realización fricativa o arrastrada del fonema /rr/ múltiple que es típica del español andino de Ecuador, Perú y Bolivia debido a su cercanía.

Dialecto tolimense u opita
Es el español hablado en los departamentos del Huila y el Tolima. Se caracteriza por la lentitud en la locución normal y por la creación de diptongos a partir de los hiatos /ea/ y /eo/: pelear > peliar, peor > pior (fenómeno muy extendido en el habla coloquial de América latina).

Dialecto llanero
Es el español que se habla en los departamentos orientales de los llanos orientales colombo-venezolanos, posee una notable influencia indígena y una entonación particular en ambos lados de la frontera.

En general suprime, o bien, debilita la –s redundante del plural, v.g.: loj antioqueño, loj perro, cuatronarice (cuatronarices, especie local de serpiente), loj padrino.

Tiene una composición nominal similar a las hablas costeñas, v.g.: pativoltiao (pata + volteado), amarrao, etc.

Formación del pretérito compuesto de subjuntivo con el verbo “ser”, v.g.: “Si no fuera (hubiera) sido por Guadalupe Salcedo…”

Aunque en las principales ciudades por motivo de la diversidad de culturas de personas provenientes de otras partes del país, el habla es más parecido al del interior del país con un español de acento neutro.

Dialecto chocoano
El español chocoano, que se extiende fuera del departamento por casi todo el litoral pacífico, posee una notable influencia africana. En el departamento estricto del Chocó la /s/ final se reduce con niveles comparables a la costa caribeña (estos señores > eto señore), la -n final se velariza como en el Caribe (canción > cansiong, ven > veng). Es claramente africana la articulación de /d/ como /r/ en posición intervocálica: todo > toro, cada > cara y no es extraña la confusión de -l y -r preconsonántica o final ( "alma" y "arma" suenan igual con un sonido intermedio entre /l/ y /r/ como sucede en el español antillano).

Dialecto isleño
Es el acento que se habla en las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina en el Caribe colombiano. Combina elementos del español caribeño con el criollo sanandreseano, dándole un toque anglosajón al acento.